viernes, 17 de diciembre de 2010

Bacteria que metaboliza arsénico demuestra que “la vida se abre camino con lo que tiene a mano”

El año pasado, el hallazgo de “estromatolitos” vivos en lagunas de alta montaña de Tolar Grande y Socompa, provincia de Salta, generó un “boom” mediático. Hace 3.500 millones de años estos estromatolitos cumplieron un rol esencial en la formación de la capa de ozono.

María Eugenia Farías volvió a la Argentina en 2002. Es investigadora del Conicet y su objeto de estudio es la diversidad microbiana en lagunas de altura. Allí, donde nada puede sobrevivir debido a la alta salinidad, a la presencia de metales pesados y de arsénico en el agua, a la gran amplitud térmica y la intensa radiación ultravioleta (UV), existen bacterias y algas que, a partir del arsénico, se asocian para producir oxígeno y subsistir.

Estas asociaciones, que viven en el agua, se denominan estromatolitos y generan un exopolisacárido, una especie de gelatina que capta minerales que se depositan en forma de capas. Como necesitan luz, las bacterias migran hacia arriba, vuelven a captar minerales y así se van formando nuevas capas. Cuando estos organismos mueren, los minerales permanecen en la forma de roca orgánica.

Este hallazgo se suma a los acontecidos en otros lugares en el mundo: Cuatro Ciénagas (México); Sharkbay (Australia), Islas Bahamas y Parque Yellowstone (Estados Unidos). La diferencia estriba en que todos estos ambientes se encuentran al nivel del mar mientras que los de Socompa y Tolar Grande están a una altura promedio de 4000 msnm, en los que los estromatolitos sobreviven en condiciones mucho más adversas que los organismos descubiertos en el resto del mundo.

La NASA y bacterias que metabolizan arsénico

Recientemente, investigadores de la NASA publicaron en la revista Science un descubrimiento más que interesante: una bacteria que en ausencia de fósforo es capaz de metabolizar el arsénico.

Hasta el momento se pensaba que el desarrollo de la vida estaba basado en seis componentes esenciales: el fósforo, el carbono, el oxígeno, el hidrógeno, el azufre y el nitrógeno. Sin embargo, una bacteria de la cepa GFAJ-1 de la familia de las Halomonas, encontrada en el lago Mono de California, es capaz de prescindir del fósforo y crecer en presencia de arsénico, un elemento considerado venenoso o tóxico para la mayoría de los organismos.

“¿Made in La Puna?”

El descubrimiento de la NASA roza la temática del grupo de investigación de LIMLA-PROIMI, Tucumán, que estudia la diversidad bacteriana de la Laguna Diamante, ubicada en el cráter del volcán Galán, a 4700 msnm, donde la vida se desarrolla en presencia de arsénico. Por esa razón la Dra. María Eugenia Farías fue consultada por varios medios nacionales.

¿Qué estudian en la Laguna Diamante?

En estas aguas tibias (28 °C), cuyo pH es 11, la salinidad es de 80 partes por millón y la concentración de arsénico es de 230 miligramos por litro, estudiamos cómo se adaptan los organismos a la luz UV, al arsénico, a la salinidad y qué flexibilidad genética tienen. Ante esas situaciones extremas estudiamos, a nivel molecular, los compuestos que producen estos organismos tales como pigmentos, antioxidantes, sustancias fitotóxicas y polisacáridos entre otros”, detalló Farías.

¿Es importante lo que descubrieron los investigadores de la NASA?


A mi entender, este descubrimiento es tan importante como la cadena de Watson y Crick, ya que pone en movimiento todos los grandes pilares de la biología y de la biología molecular. Es realmente fascinante”, señala la investigadora del Conicet.

El arsénico y el fósforo son elementos bastante parecidos, de hecho están muy cerca en la tabla periódica. Hay algunos organismos (pocos) que son capaces de utilizar el arsénico como fuente de energía (oxidan el arsenito a arsenato y se quedan con los electrones). Algunos otros son capaces de respirarlo (reducen el arsenato a arsenito, deshaciéndose de los electrones, de la misma manera que los seres humanos hacemos con el oxígeno). Y existen otros que simplemente son capaces de resistirlo, es decir, no sacan ningún provecho de él pero evitan su altísima toxicidad.

Sin embargo, para la mayoría de las formas de vida, el arsénico, especialmente en forma de arsenito, es extremadamente tóxico. Lo que confirmó el estudio de la NASA es una idea que lleva algún tiempo circulando en los medios científicos y es que la vida, en condiciones de escasez de fosfato y de abundancia de arsénico, podría ser capaz de emplear iones arseniato, en vez de fosfatos como soporte estructural de muchas de sus moléculas, sin que por ello le resulte tóxico.

Esto nos muestra, una vez más, que la vida es extremadamente versátil, que se “abre camino”, como decía la genial película Jurassic Park, y que es capaz de adaptarse a las condiciones más insospechadas.

Este descubrimiento nos obliga a revisar nuestros modelos actuales de síntesis y estabilidad de muchas biomoléculas”, dice Farías, “y por otro lado, reforzaría la sospecha de que algunas de las técnicas actuales empleadas en la detección de vida tienen un error muy importante pues dejarían fuera todas aquellas formas de vida que no tuvieran fosfato sino arseniato como componente de su ADN
.

Prosigue Farías: “Entonces los microbiólogos -y esa es el área en la que trabajamos en PROIMI, Conicet-Tucumán-, estudian los ambientes extremos que son parecidos a esa Tierra primitiva o a otros planetas”.

La investigadora del Conicet explica que esas condiciones son las que encontró la NASA en lagos de California con un pH alto (contrario a pH ácido) y altas concentraciones de arsénico. “Haciendo un paralelismo, los lugares en los que nosotros trabajamos son lagunas andinas, salares y lagunas en el altiplano donde el oxígeno es escaso, hay alta radiación UV y muchísimo arsénico”.

Por último, Farías agrega un dato interesante: “Las concentraciones de arsénico en las bacterias que nosotros aislamos son mayores que en el lago Mono de California y por la altura hay que sumarle también otras condiciones extremas para la vida como lo son una mayor radiación UV, menor tensión de oxigeno y menor disponibilidad de materia orgánica para alimentarse”.

De esta “especie de coincidencia” que hubo entre el trabajo del Conicet y el de la NASA surgen dos conclusiones: una es que esto demuestra que en Argentina se realiza investigación de punta y la segunda es que tenemos en nuestro país ambientes que tienen un altísimo potencial para la ciencia y la biotecnología y que, dado este valor científico, deben ser preservados de la minería, del turismo irresponsable y de la ignorancia.


Fuente: CONICET

martes, 14 de diciembre de 2010

La sonda Voyager I alcanzó los límites del Sistema Solar

En cuatro años, la nave no tripulada lanzada en 1977, lograría salir por completo del sistema, informó la NASA.

La sonda espacial estadounidense Voyager I, lanzada por la NASA hace más de tres décadas, alcanzó los límites del Sistema Solar y en cuatro años saldría por completo de él.

Desde el 2004, la nave no tripulada viene explorando una región del espacio donde el viento solar, que es una corriente de partículas con carga eléctrica expulsadas por el Sol a una velocidad de 1,7 millones de kilómetros por hora, disminuye su velocidad abruptamente y choca contra el delgado gas entre las estrellas.

He aquí que el Voyager, esta sonda que trabaja como una mula desde hace 33 años, nos muestra una vez más algo completamente nuevo", señaló Rob Decker, uno de los expertos de la NASA encargado de la cuestión de las partículas de baja energía de la misión Voyager, e investigador de la Universidad John Hopkins.

Desde que fueron lanzadas en 1977, la sonda y su réplica, el Voyager II, retransmitieron una gran cantidad de información reveladora sobre planetas que están en otros sistemas.

Expertos de la NASA estiman que al Voyager I le tomará otros cuatro años salir por completo del Sistema Solar e ingresar al espacio interestelar, fuera de la influencia magnética del Sol.

Actualmente, la sonda está a 17.400 millones de kilómetros del Sol, "en una zona donde la velocidad del gas caliente ionizado (...) que emana del Sol cayó a cero", explicó la agencia espacial estadounidense, durante la presentación de los datos que se llevó a cabo hoy en una reunión de la American Geophysical Union en San Francisco.

"Los científicos tienen la hipótesis de que los vientos solares se convierten en laterales bajo la presión de los vientos interestelares", añadió la NASA. "Cuando me di cuenta de que (esos datos) tenían una velocidad que había caído a cero, me quedé estupefacto", señaló Decker.

La agencia espacial describió este descubrimiento del Voyager "como un hito en su viaje a través de la heliósfera (...) y de su próxima salida de nuestro Sistema Solar".


Fuente: Diario Clarín

domingo, 12 de diciembre de 2010

Brasil fabricó y lanzó con éxito un cohete VSB-30 al espacio

Alcanzó ayer los 241,9 kilómetros de altura. El vuelo duró 16 minutos y llevó 10 experimentos. El objetivo es colocar satélites en órbita, una capacidad que poseen pocos países. La operación consolida el desarrollo espacial brasileño.

Casi silenciosamente, como si se quisiera evitar cualquier publicidad previa, ayer Brasil informó un éxito inédito en el campo aeroespacial : consiguió lanzar el cohete VSB-30 de 12,6 metros de longitud, fabricado en este país , y con una carga útil de casi media tonelada. Lo hizo desde su propia base Alcántara localizada en el estado nordestino de Maranhao. Por primera vez en este tipo de experiencia, los especialistas consiguieron recuperar la carga en el mar. 

Este es el mayor vehículo fabricado en Brasil que este país logra lanzar desde su base Alcántara, en el estado nordestino de Maranhao. Pudo alcanzar una altura en su apogeo de 241,9 kilómetros que, para que se tenga una idea, es la distancia media en la que orbitan los satélites de observación de baja altura.

La Operación Maracati 2 representa, desde ese punto de vista, un paso clave en el desarrollo espacial brasileño: consolida el dominio en un área muy sofisticada como es la tecnología de lanzamiento, los sistemas de rastreo y especialmente los de guía del cohete en las fases críticas del vuelo. Está al alcance de la mano, ahora la capacidad de lanzar satélites al espacio, un atributo que pocos países poseen.

Antes de concretar esta experiencia que se inició ayer a las 12,35 (hora de Buenos Aires) y concluyó 16 minutos después, los especialistas del Centro de Lanzamiento de Alcántara realizaron varios tests previos que le habrían de garantizar el resultado conseguido. Lo hicieron con cohetes de menores dimensiones (5 metros de longitud) y enviados a alturas más bajas, con tiempos de permanencia limitados. Los primeros ensayos comenzaron en 2007 y el último, el 6 de diciembre pasado, fue la señal para el lanzamiento del VSB-30. El camino no fue fácil. En 2003 tuvieron un terrible accidente en Alcántara cuando estaba por realizar un lanzamiento y murieron 21 personas, entre técnicos, ingenieros y cientìficos El CLA reveló ayer que pudo realizar varios experimentos en condiciones de “micro-gravedad”.

Fueron 10 experiencias montadas por institutos universitarios de Brasil . La carga descendió sobre el mar con una velocidad atenuada por paracaídas a una distancia de 145 kilómetros de la costa brasileña y fue recuperada por la Fuerza Aérea con dispositivos que la izaron y transportaron hasta la base.

Con este proyecto, en el que trabajaron 183 técnicos y científicos del CLA (el Centro de Lancamiento) y del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, Brasil logró durante 5 minutos mantener condiciones de falta de gravedad para realizar ensayos en genética y nanotecnología.

De acuerdo a la información oficial, varios expertos de la agencia espacial alemana observaron todo el experimento. Es que antes de esta oportunidad, el vehículo ya había sido lanzado en Europa Hay claro un dato importante a considerar. Fue Rusia quien vendió a Brasil el sistema tecnológicamente más complicado y sofisticado: el de guía del cohete en la trayectoria pretendida. En Brasil ya piensan en negocios. Afirman que este vector podrá encontrar mercado entre los países desarrollados. Afirman que algunos países europeos, entre ellos Alemania, ya han encomendado algunos cohetes para la realización de experiencias científicas con micro-gravedad.

Cuando en 2007 Brasil hizo su primer test con el VSB-30 la cuestión era conseguir el dominio de la tecnología tanto del vehículo lanzador, el VLS-1 como el del propio cohete, en lo que hace a la guía en la fase crítica del vuelo. El proyecto fue comandado por el Instituto de Aeronáutica y Espacio y por Instituto de Estudios Avanzados, ambos a 180 kilómetros de la capital paulista; pero obviamente, el país tuvo que salir al mercado a procurar aquella tecnología.

Solo había tres potenciales proveedores: Rusia, China y Estados Unidos. Desde el punto de vista objetivo ese era el talón de Aquiles del proyecto, entre otras cosas porque es muy difícil conseguir la transferencia de tecnología. Se trata de un sistema que no sólo permite desarrollar lanzamientos de cohetes con fines pacíficos. También es indispensable para el desarrollo misilístico militar.

Por esa misma razón, el éxito de ayer tiene un contenido especial. Los técnicos brasileños están convencidos que con los datos que ya han recogido en la experiencia podrán realizar en un tiempo no demasiado largo un desarrollo nacional que sustituya los giróscopos importados.

Fuente: Diario Clarín

Hallan bacterias de 65 millones de años

Investigadores del Conicet las encontraron en estromatolitos fósiles de esa antigüedad
 
Son las formas de vida más antiguas del planeta. Se llaman estromatolitos y se registran en nuestro planeta desde hace unos 3500 millones de años. Estas estructuras laminadas en las que la materia orgánica se une a minerales, generalmente carbonato de calcio, producto de la actividad metabólica de microorganismos como las cianobacterias, fueron responsables de aportar oxígeno a la atmósfera terrestre a través del proceso de fotosíntesis, y así posibilitaron el desarrollo de otras formas de vida.

En la actualidad, los estromatolitos vivientes sólo se encuentran en unos pocos lugares del planeta, generalmente en forma fósil. Pero aunque en la mayoría es difícil encontrar los rastros de los organismos que les dieron origen, recientemente, en el oeste de la provincia de Neuquén, se hallaron estromatolitos con filamentos de algas fosilizadas que pudieron ser vistos con el microscopio electrónico. Entrampadas en ellos, también hay nanobacterias. Es más: pudo determinarse su antigüedad con precisión: 65 millones de años.

"Los encontramos cerca de Pichaihue, a unos 60 kilómetros al sudoeste de Chos Malal", detalla la doctora Beatriz Aguirre-Urreta, profesora del Departamento de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, investigadora del Conicet y autora (junto con Maísa Tunik, Maximiliano Naipauer, Pablo Pazos, Eduardo Ottone, Mark Fanning y Victor A. Ramos) de un trabajo que se publicó en Gondwana Research.

Los estromatolitos eran muy abundantes en tiempos remotos, pero cuando surgieron formas de vida más complejas, su presencia disminuyó. "Se reducen mucho en el registro geológico a fines del Precámbrico e inicios del Cámbrico, hace unos 540 millones de años, momento en que se produjo una gran explosión de la vida", señala la investigadora. En la actualidad, se los encuentra en ambientes extremos, como en Shark Bay, en Australia, en el parque Yellowstone de Estados Unidos, o en la Puna argentina. Recientemente María Eugenia Farías, de la Universidad de Tucumán, halló estromatolitos actuales en las lagunas de Socompa, en Salta.

Esas estructuras, para formarse, necesitan ambientes acuáticos. Hace 65 millones de años, en la actual provincia de Neuquén, las aguas del océano Atlántico llegaban hasta los pies de los Andes.

La abundancia de estromatolitos en aquel período coincidió, curiosamente, con la extinción de los dinosaurios. "Hay una hipótesis que vincula la presencia de estromatolitos y la preservación de las nanobacterias que les dieron origen con las grandes extinciones", afirma Aguirre-Urreta.

La mayor desaparición de especies de la historia se produjo hace 250 millones de años, cuando se eclipsó el 92% de la vida. Justo en ese período fue hallada una gran abundancia de estromatolitos, y se postuló que las extinciones masivas podrían ser aprovechadas por estos para proliferar y colonizar ambientes. No obstante, hasta ahora no se había analizado esta hipótesis con estromatolitos posteriores a la última gran extinción, en la que desaparecieron los dinosaurios.
"Con microscopio electrónico observamos nanobacterias muy bien preservadas", señala Aguirre-Urreta. Dado que no es posible obtener material genético, estos microorganismos se reconocen por la forma, que es similar a la de organismos actuales emparentados con ellos.

La clave para datar los estromatolitos de Neuquén residió en unas tobas halladas en el mismo estrato. Estas rocas se forman en el momento de una erupción volcánica y se pueden datar por métodos muy precisos, como el de uranio-plomo en circones. "La técnica, que se realiza en Australia, es muy precisa: dio 64,3 millones, con un error de 1,2 millones de años", dice la investigadora.

Centro de Divulgación Científica, Facultad de Ciencias Exactas, UBA

Fuente: Diario La Nación

domingo, 5 de diciembre de 2010

Una bacteria amplía los márgenes de la vida

Cambia las reglas de la búsqueda de organismos extraterrestres. 

Un equipo científico dijo ayer que había entrenado una bacteria para que comiera y creciera a partir de una dieta de arsénico en lugar de fósforo -uno de los seis elementos considerados esenciales para la vida-, lo que plantea la posibilidad de que existan organismos en otros lugares del universo o incluso aquí, en la Tierra, que utilicen poderes que no habíamos osado soñar. Los microorganismos, obtenidos del fondo del lago Mono, en California, y cultivados durante meses en un medio de cultivo de laboratorio que contenía arsénico, gradualmente intercambiaban átomos de fósforo en sus diminutos cuerpos por átomos de arsénico.

Los científicos dijeron que estos resultados, si se confirman, expandirán la noción de qué podría ser la vida. "Hay un misterio básico cuando uno observa la vida -dijo Dimitar Sasselov, astrónomo del Centro Harvard-Smithsonian para la astrofísica y director de un instituto que estudia los orígenes de la vida, que no está vinculado con el trabajo-. La naturaleza sólo utiliza un conjunto muy restringido de moléculas y reacciones químicas de entre miles que están disponibles. Esta es la primera señal de que podría haber otras opciones."

Felisa Wolfe-Simon, astrobióloga de la NASA en Menlo Park, California, que condujo el experimento, dijo que "este microbio ha resuelto el problema de cómo vivir de forma diferente". Esta historia no es sobre el lago Mono o el arsénico, sino acerca de dejar de lado lo que creemos que son las constantes fijas de la vida. Wolfe-Simon y colegas publican sus hallazgos en la edición de hoy de Science.

Caleb Scharf, astrobiólogo de la Universidad de Columbia, que tampoco participó en la investigación, dijo que estaba asombrado. "Es como si usted o yo nos metamorfoseáramos en ciborgs después de haber sido lanzados a una pieza llena de basura electrónica sin nada para comer."

Gerald Joyce, químico y biólogo molecular del Instituto Scripps de La Jolla, en California, dijo que el trabajo "muestra en principio que podría haber diferentes formas de vida. Es una historia bonita acerca de la adaptabilidad de la vida -dijo-. Ofrece nuevas ideas acerca de lo que podría suceder en otro mundo".

Los resultados podrían tener un impacto importante en las misiones espaciales a Marte y otros sitios del universo en los que se busque vida. Los experimentos de esas misiones están diseñados para detectar un puñado de elementos químicos y reacciones que caracterizan la vida en la Tierra. Dijo el doctor Sasselov: "¿Vamos a buscar las mismas moléculas que conocemos o ampliaremos nuestra búsqueda?". El fósforo es uno de los seis elementos químicos que se creían esenciales para la vida. Los otros son carbono, oxígeno, nitrógeno, hidrógeno y azufre.

El arsénico está justo por debajo del fósforo en la tabla periódica de los elementos y comparte muchas de sus propiedades químicas. De hecho, su cercanía es lo que lo hace tóxico, dijo Wolfe-Simon, porque le permite deslizarse fácilmente en la maquinaria celular, donde luego pegotea todo, como el mal aceite en el motor de un auto. 

En un trabajo que se publicó en The International Journal of Astrobiology, Wolfe-Simon, junto con Ariel Anbar y Paul Davies, ambos de la Universidad Estatal de Arizona, predijo la existencia de formas de vida que aman el arsénico. "¡Después, Felisa las encontró!", dijo Davies, que desde hace mucho impulsa la idea de buscar "extrañas formas de vida" en la Tierra y en el espacio.

A pesar de su predicción, Wolfe-Simon dijo que ella contenía la respiración al entrar en el laboratorio, ante el temor de escuchar que los microbios se habían muerto, pero no lo hicieron. Las células que crecían en el arsénico resultaron un 60% más grandes que las que se alimentaban de fósforo, pero con amplios espacios internos vacíos.

Fuente: Diario La Nación

Microbios extremos en la Argentina

"Es un descubrimiento asombroso. Esto demuestra que la vida se puede abrir camino de una forma totalmente alternativa", dijo la doctora María Eugenia Farías, investigadora del Conicet y responsable del Laboratorio de Investigaciones Microbiológicas de Lagunas Andinas (LIMLA-PROIMI).

La doctora Farías viene relevando desde 2004 la microbiología del 80% de los salares y las lagunas andinas, entre ellas la Diamante, un espejo de agua ubicado en las entrañas del volcán Galán y el ambiente más extremo que se conozca. En la caldera del volcán hay poco oxígeno, mucha radiación ultravioleta, nada que comer y el agua de la laguna es extremadamente alcalina y con altísimos niveles de salinidad y arsénico.

"Nosotros venimos observando que la vida en las lagunas andinas se desarrolla en altísimas concentraciones de arsénico. En la laguna Diamante tenemos 230 miligramos de arsénico por litro de agua. Y hay vida, por lo tanto esto refuerza la idea de que el arsénico podría tener un rol importante en el metabolismo -afirma Farías-. Esto abre muchísimas perspectivas, pero lo más importante en este momento es preservar estos ambientes únicos e invertir en investigación."

Según la científica, el valor potencial de los organismos que sobreviven en este tipo de ambientes extremos permite imaginarse no sólo cómo fueron los orígenes de la vida en el planeta, sino también cómo podría ser en otros cuerpos celestes, ya que el ambiente que rodea la laguna es muy similar al que existe en Marte. También serían una fuente extraordinaria de aplicaciones biotecnológicas.

Fuente: Diario La Nación